Programa de Rehabilitación Neurocognitiva en Adicciones

Se han descrito al menos dos circuitos funcionales de interés neuropsicológico dentro del córtex prefrontal (Damasio, 1994; Becaria, Damasio y Damasio, 2000; Cummings, 1993); por una parte, el circuito dorsolateral se relaciona con habilidades de perfil cognitivo, como la memoria de trabajo (MT), la atención selectiva, la formación de conceptos y la flexibilidad cognitiva; por otra parte, el circuito ventromedial se asocia al procesamiento de señales somáticas-emocionales que actúan como marcadores o guías de los procesos de toma de decisiones hacia objetivos socialmente adaptativos (Damasio, 1994; Bechara, Damasio y Damasio, 2004). La actividad del circuito dorsolateral se ha asociado al rendimiento en tareas clásicas de función ejecutiva, como las pruebas de fluidez (verbal y visual), las tareas N-back, la prueba de Stroop, la Torre de Hanoi o la prueba de clasificación de tarjetas de Wisconsin (Damasio, 1994; Lezak, 1995; Pineda, 2000; Bechara, Damasio, Damasio y Anderson, 1994; Bechara, Dolan, Denburg, Hindes, Anderson y Nathan, 2001).

En estudios realizados en período de abstinencia de personas con adicción al alcohol, se han encontrado déficit en: inteligencia, memoria, aprendizaje verbal y no verbal, flexibilidad cognitiva, resolución de problemas, habilidades visoperceptivas, coordinación visomotora, razonamiento verbal y no verbal, percepción, y velocidad de procesamiento de información (Garrido y Fernández, 2004). Por otro lado, estudios como el de Quesada, Herrera, y Tamayo, et al. (2007) muestran que las personas con adicción al alcohol presentan elementos de disfunción cortical predominantemente frontal, teniendo por ello, alteraciones de la memoria de trabajo, de la atención y de la función ejecutiva.

Son muchos los autores que han encontrado un deterioro de las funciones neuropsicológicas en personas con TUS. Sobre todo, se observa una afectación de funciones, implicadas en la resolución de situaciones que incluyen aspectos como la planificación, la abstracción, la inhibición de respuestas irrelevantes, la flexibilidad mental, la generación de conceptos, los ensayos mentales y el reconocimiento del logro (Iruarrizaga, Miguel y Cano, 2001; Corral, Rodríguez y Cadaveira, 2002; Sullivan, Fama, Rosenbloom y Pfefferbaum, 2002; Verdejo, López, Orozco y Pérez, 2002; Landa, Fernandez, Tirapu et al., 2006).

Con referencia a los procesos atencionales, las revisiones y los estudios experimentales apuntan a fallos en atención selectiva y mantenida (Cunha, Nicastri, Gomes, Moino, & Peluso, 2004; Jovanovski, Erb y Zakzanis, 2005; Woicik et al., 2009), así como mayor tasa de errores en tareas Stroop (Hester, Simoes-Franklin y Garavan, 2007). En los períodos de abstinencia es cuando se encuentran déficit en atención selectiva y sostenida (Abi-Saab et al., 2005; Garavan y Hester, 2007).

Varios estudios han encontrado importantes déficit en memoria operativa y capacidad de aprendizaje (Ford, Farah, Shera y Hurt, 2007; Goldstein et al., 2004, Jovanovski et al., 2005; Verdejo, Orozco, Meersmans, Sánchez, Aguilar de Arcos y Pérez, 2004), como en sujetos bajo periodos de abstinencia (Pace-Schott et al., 2008; Pace-Schott et al., 2005). En cuanto al déficit en inhibición de respuesta, encontramos fallos importantes en sujetos consumidores de cocaína, en su mayoría, cuando realizan tareas de Go/No Go (Colzato y Hommel, 2009; Fillmore y Rush, 2006; Garavan y Hester, 2007; Hester et al., 2007; Verdejo y Pérez, 2007).

Edición de El Centro de Tratamiento de Adicciones El Valle.

Terapia de aceptación y compromiso

A lo largo de la historia, el sufrimiento humano ha sido aceptado como parte natural de la vida en las distintas religiones, filosofías y movimientos culturales y científicos. Sin embargo, en nuestra sociedad actual, se nos empuja a procurar a toda costa sentirnos bien y evitar el malestar, contraponiendo el concepto de salud mental al de sufrimiento.

No parece casual que, donde más trastornos psicológicos  aparezcan, sea precisamente en el mundo desarrollado, en el que las necesidades más perentorias están resueltas y prevalece un estilo de funcionamiento hedonista, que trata de buscar la felicidad a toda costa, entendida ésta como la búsqueda de gratificaciones positivas y la evitación de las negativas, valorando especialmente las consecuencias a corto plazo.

La extensa oferta de “soluciones” al sufrimiento hace que acabemos estando prisioneros de nuestras experiencias privadas (pensamientos, sensaciones, emociones…) e incapacitándonos para “sentir” las experiencias naturales.

Exigir no sufrir o tener que sentirse bien para poder vivir no se ajusta a lo que la vida realmente ofrece, en tanto que el malestar psicológico es parte sustancial de la vida y tratar de evitar el sufrimiento como único objetivo es una elección que acaba limitando y resulta destructiva.

Este patrón recurrente de evitación ante la presencia de malestar, que trata de aplacarlo o controlarlo, acaba generando el efecto contrario: extender el problema, convirtiendo así “la solución” en “el problema”

Cabe preguntarse si tal lógica de funcionamiento es útil para la persona o si se produce o no un desajuste entre lo que uno hace y lo que aspira a lograr de acuerdo con sus valores.

 La Terapia de Aceptación y Compromiso, que inspira en gran medida las intervenciones psicoterapéuticas que llevamos a cabo en el Centro de Tratamiento de Adicciones El Valle, están enfocadas a ayudar a los pacientes a comprometerse con acciones orientadas en aqellas direcciones que sean personalmente valiosas para ellos, en lugar de perseguir como objetivo la “lucha” contra los síntomas negativos (ansiedad, miedo, tristeza, etc.)

Mercedes Torres Lobo. Directora de El Centro de Tratamiento de Adicciones El Valle. Psicóloga Especialista en Psicología Clínica.

Abuso de Sustancias y Funciones Ejecutivas.

El consumo prolongado de sustancias psicoactivas y la adicción a diferentes drogas se ha asociado consistentemente al deterioro en distintas funciones neuropsicológicas, entre las cuales destacan por su relevancia clínica, las funciones ejecutivas (Verdejo, 2006). Los daños a nivel metabólico y de neurotransmisión afectados en los consumidores de sustancias, tienen una repercusión en las funciones neuropsicológicas de los pacientes. Se ha demostrado la existencia de déficit de procesos atencionales, memoria, concentración, flexibilidad, inhibición de respuesta, funciones ejecutivas y alteraciones de personalidad. Todos estos procesos se ven afectados por el consumo crónico de drogas, y pueden persistir a largo plazo. Los individuos con trastorno por uso de sustancias en situación de abstinencia presentan alteraciones neuropsicológicas significativas en los componentes ejecutivos de actualización, inhibición, cambio y toma de decisiones (Verdejo, 2006).

Entonces, las Funciones Ejecutivas componen un conjunto de habilidades superiores de organización e integración que se han asociado neuroanatómicamente a diferentes circuitos neurales que confluyen en los lóbulos prefrontales del córtex. Podría decirse, que son modelos de acción autodirigidos que permiten la maximización global de las consecuencias sociales (Barkley, 2001). Están implicadas en la anticipación y el establecimiento de metas, el diseño de planes, la inhibición de respuestas inadecuadas, la ajustada selección de conductas y su organización en el espacio y en el tiempo, la flexibilidad cognitiva en la monitorización de estrategias, la supervisión de las conductas en función de estados motivacionales y afectivos, y la toma de decisiones  (Damasio, 1994; Lezak, 1995; Pineda, 2000; Roberts, Robbins y Weiskrantz, 1998; Stuss y Alexander, 2000).

«INTERVENCIÓN NEUROCOGNITIVA EN PERSONAS CON TRASTORNOS POR USO DE SUSTANCIAS».Edición del Centro de Tratamiento de Adicciones El Valle.

 

Fundamentos teóricos para la Intervención Neurocognitiva en personas con Trastornos por uso de Sustancias.

La exposición crónica a las drogas de abuso interrumpe la manera en que las estructuras esenciales del cerebro interactúan para controlar el comportamiento, en particular, el comportamiento específicamente relacionado al abuso de drogas. De igual manera que el abuso continuado puede llevar a la tolerancia o a la necesidad de dosis más altas de la droga para producir efecto, también puede llevar a la adicción, que hace que el abusador busque y consuma drogas compulsivamente. Por ello, el consumo merma el autocontrol y la capacidad del usuario de tomar decisiones sanas.

Aún conscientes de estos déficit producidos por el consumo de sustancias, existe la posibilidad de que el tratamiento permita a las personas contrarrestar los efectos dañinos que el consumo ha causado en el cerebro y el comportamiento para que vuelvan a recuperar el control de sus vidas.