“No hay perfección donde no hay elección” Baltasar Gracian.
Los criterios para elegir un buen centro de tratamiento están muy definidos desde hace años, hay muchas referencias literarias que ilustran los factores que contribuyen a configurar un buen centro. Sin embargo al traducir los tratamientos en términos mercantiles estos se convierten en productos que podemos comprar y vender.
La exposición de estos productos terapéuticos con sus consiguientes estrategias mercantiles en ocasiones facilita y en más de un caso lo confunden todo, volviéndose difícil distinguir entre todas las ofertas aquellas que sean fiables. En este ámbito, como en todos, “vuelan buitres y palomas” y es que allí donde hay desesperación medran los oportunistas mezclados entre aquellos que siempre hicieron las cosas con rigor. Sin embargo se puede decir que hay un buen puñado de centros que son ejemplo de buenas prácticas y honestidad.
Podemos distinguir entre modalidades ambulatorias y residenciales. En este caso y por delimitar el campo, me voy a centrar en las opciones residenciales por ser las que más tradición tienen en el abordaje de las adicciones.
Los criterios para elegir un buen centro de adicciones son los siguientes:
“Individualmente somos una gota, juntos somos un océano”
Composición, experiencia y formación del Equipo Técnico.
El Equipo Técnico debería ser multidisciplinar. La experiencia clínica demuestra que con una buena combinación de psicoterapia, tratamiento farmacológico y psicoeducación se logran los mejores resultados. Este equipo debe ser fácilmente identificable tanto si se emplea una web o documentación impresa en papel.
Lo ideal es que se exponga la foto de cada integrante en la que figure formación y experiencia. Cabría confirmar luego que el equipo no es figurante y está presente en programa diario del centro. Si se accede a esta información a través de una Web conviene comprobar que la propia Web tenga algún certificado de Calidad, sea fiable, sencilla y usable, es decir sea de fácil manejo, transmita lo esencial y sea transparente.
En la Web deberían mostrarse las actividades, el programa diario, las terapias y el Modelo Teórico Referencial y los Requisitos de Admisión. Además se puede echar un vistazo a los artículos publicados de autoría propia porque nos dan pistas de la orientación del tratamiento.
Reseñas y Referencias:
Este el método clásico; lo mejor son las referencias de aquellas personas conocidas que hayan tenido experiencia en el centro a elegir, estas son las más fiables. En la misma línea valen los testimonios de aquellas personas que tras la experiencia en un centro publiquen a través de cualquier medio su grado de satisfacción y aporten datos sobre las características del tratamiento.
A estos testimonios se puede acceder a través de redes sociales, de las reseñas de Google y algunos portales especializados en adicciones. Cuantos más testimonios positivos tenga un centro será más fiable. Es decir que la puntuación que tenga el centro esté basada en la mayor cantidad de testimonios. Pero como la oferta es tan variada y compleja siempre se puede recurrir al médico, psicólogo o psiquiatra de referencia para que nos oriente.
“Cada persona, un mundo”
Atención individual:
Aunque lo más conocido son las terapias de grupo, lo que aporta calidad y calidez a un tratamiento es la atención individual de un profesional especializado.
La atención individual, desde cualquier profesión, ha de estar basada en una evaluación diagnóstica, y además han de estar claros los objetivos y la técnica de la intervención. Esta atención individual ha de prestarse manteniendo una frecuencia, constancia y ser coherente con el resto de intervenciones.
En este sentido no vale todo, no vale la “charloterapia”, lo que vale es tener respeto por la persona a la que se está tratando, lo que vale es que al profesional le guste su profesión, que sea diestro en la toma de decisiones, que su criterio este avalado por un Equipo Multidisciplinar y que sea capaz de delimitar de manera inequívoca los objetivos terapéuticos. Si a esto le añadimos un trato cálido y cordial estaremos hablando de un recurso precioso y preciado.
Instalaciones:
Hay centros cuya oferta es básicamente hostelera; ofertan habitación individual, piscina, picadero, catering, servicio de lavandería y limpieza.
Pueden estar bien si esta oferta está acompañada de una intervención terapéutica adecuada, sino es así debemos entender que la comodidad no es un criterio de rehabilitación dado que cualquier rehabilitación se ha de traducir como un esfuerzo de superación personal y este esfuerzo puede extenderse en muchos aspectos de la vida como pueden ser los hábitos de auto cuidado personal, el cuidado del entorno próximo y todas aquellas actividades que suponen el desarrollo de habilidades vitales básicas. Por lo que a un buen centro se le piden unas instalaciones dignas que vayan acompañadas de todas aquellas actividades que habiliten a los residentes para hacer frente a las dificultades y problemas que conlleva esta existencia.
“Vísteme despacio que tengo prisa”
Duración:
A todo el mundo le atrae la teoría de lograr el máximo resultado con el mínimo esfuerzo, esta teoría es muy bonita, sin embargo no es aplicable a este problema.
Si no se dispone de tiempo hay muchas opciones. Son muchos los centros y clínicas que venden programas cortos y puede que estos sean eficaces en aquellos casos no severos, sin embargo es de sentido común que un problema con años de recorrido, no se resuelva en dos meses.
La duración de un programa es difícil anticiparla en una entrevista telefónica y en ocasiones la dificultad es similar en una 1ª entrevista presencial. Se necesita una buena evaluación diagnóstica para anticipar el tiempo de duración y la evolución de la persona en el tratamiento, ya que cada persona tiene sus peculiaridades; un conjunto de límites y oportunidades que se van descubriendo en un proceso de acercamiento basado en la observación directa combinada con una buena evaluación. Por lo que en un primer momento el tiempo de duración no es un criterio para elegir un tratamiento. El tiempo es el continente y lo que importa es el contenido, es decir, qué se va hacer dentro de ese tiempo, cómo se van a llevar a cabo esas acciones y qué objetivos personales se persiguen.
“Todo necio confunde valor y precio”
5º Precio y garantías:
En general tenemos la creencia que cuanto más caro, mejor es un centro y esto sería cierto si elimináramos de la ecuación el oportunismo, la codicia y la falta de escrúpulos.
Afortunadamente también hay unos cuantos centros que están gestionados por Asociaciones no Lucrativas cuyos precios son muy asequibles y en más de una ocasión y dependiendo de la Autonomía en la que estén ubicados, se puede acceder a estos centros a través de plazas subvencionadas en su totalidad. ¿Estos últimos se pueden comparar con aquellos que dicen ser de Alto Rendimiento, cuyos precios pueden llegar 6000€ al mes? No se podrán comparar en los medios pero si en los resultados. Y esto es así por múltiples razones.
La primera es que el concepto de Alto Rendimiento o Especificidad más allá de su rimbombancia, debería estar relacionado con los resultados y estos no se miden tras el Alta, debería haber un seguimiento de varios años y parece que el Alto Rendimiento no da como para hacer un seguimiento de estas características. Otra razón que puede orientarnos a la hora de aquilatar los precios de un centro es, que atribuir a un centro, de manera exclusiva, el resultado de un esfuerzo que ha de mantenerse años por la persona afectada después de la salida del mismo, es algo más que una presunción, es la argucia de un trilero que se aprovecha de la desesperación de las familias afectadas.
Esto lo entiende todo aquel que, después de años, haya dejado el consumo de tabaco y siente periódicamente las “ganas de echar un pito”, este es el caso de cualquier adicción. Pero hay más evidencias; en España hay más de una docena de centros con una experiencia acreditada de más de 30 años en el tratamiento de las adicciones y con una relación coste/ beneficio óptima y en los que eficacia, eficiencia y efectividad forman parte de su fundamentación empírica y no de una estrategia retórica de marketing. Por lo que ante la emergencia de una adicción en la familia, merece la pena pensar con calma qué desembolso se va a realizar, qué prisa tenemos en resolver el problema y si sobre todo no confundir expectativas y deseos con la realidad porque detrás de esta confusión se esconde el fraude.
Certificaciones: En cada autonomía hay procedimientos legales para las Autorizaciones y Acreditaciones de los centros socio sanitarios, entre los que se encuentran los Centros de Tratamiento de Adicciones. Estas acreditaciones se basan en la cualificación de los equipos, en la calidad de las instalaciones y en el conocimiento del Programa Terapéutico, en definitiva este es un sistema de evaluación externa. Este es otro criterio básico para elegir un centro; saber si está autorizado y acreditado por la Comunidad Autónoma.
“Despacito y buena letra, que hacer las cosas bien importa más que hacerlas”.
Gestión de Calidad: Aunque no es un requisito tener actualizado un “sello” de Calidad si es conveniente que algún procedimiento de gestión de Calidad se haya implantado a lo largo de varios ciclos y así haber instaurado una cultura de Metodología Evaluativa. Estos protocolos están destinados a evaluar los Procesos y Resultados y por tanto a definir qué prácticas son las fundamentales y fundamentadas, cómo llevan a cabo y cómo medir los resultados de manera segmentada.
Red Asistencial y Red Asociativa: Para finalizar, parece necesario que un buen centro esté integrado en la red asistencial autonómica porque esto garantiza la continuidad del Tratamiento y Seguimiento Estadístico a través de varias modalidades y recursos. Y cabe recordar que el Seguimiento Estadístico es básico para evaluar de manera más precisa la eficacia de los centros.
En este Seguimiento Estadístico se puede ver el recorrido que los pacientes hacen por los diferentes recursos y observar de manera fehaciente y a lo largo de años los esfuerzos terapéuticos y sus resultados. A través de este seguimiento estadístico se puede observar como en más de un caso se acumulan varias Altas Terapéuticas, estas evidencias nos recuerdan el carácter crónico y recidivante de las adicciones por lo que cabe desconfiar de aquellos centros que garanticen curaciones definitivas. Es más realista y prudente entender que las adicciones pueden estar presentes a lo largo de años y esto justifica la realización de varios esfuerzos terapéuticos.
Además, en el caso de ser una asociación no lucrativa si está incluida en alguna ONG estatal, mucho mejor, como puede ser UNAD, la Unión Nacional de Ayuda al Drogodependiente o la FAD, Fundación de Ayuda al Drogodependiente, Ongs con casi 40 años de experiencia. La pertenencia a estas redes es otra manera de obtener referencias válidas ya que estas grandes plataformas promueven las BB.PP, Banco de Buenas Prácticas, los sistemas de Gestión de Calidad de sus asociados y a través de sus foros una Formación Continua y un intercambio de conocimientos.
Podemos concluir que cuando se trata de elegir un centro de tratamiento de adicciones, merece la pena informarse bien, descartar a quien trate de vender humo o el 90% de resultados, esto último es en cualquier caso falso. Todos sabemos que las prisas son muy malas consejeras, por lo que conviene apurar bien los tiempos para tomar una decisión y no olvidar que a largo plazo el verdadero protagonista del esfuerzo terapéutico es la persona que se empeña de manera perseverante en superar su adicción.