El consumo prolongado de sustancias psicoactivas y la adicción a diferentes drogas se ha asociado consistentemente al deterioro en distintas funciones neuropsicológicas, entre las cuales destacan por su relevancia clínica, las funciones ejecutivas (Verdejo, 2006). Los daños a nivel metabólico y de neurotransmisión afectados en los consumidores de sustancias, tienen una repercusión en las funciones neuropsicológicas de los pacientes. Se ha demostrado la existencia de déficit de procesos atencionales, memoria, concentración, flexibilidad, inhibición de respuesta, funciones ejecutivas y alteraciones de personalidad. Todos estos procesos se ven afectados por el consumo crónico de drogas, y pueden persistir a largo plazo. Los individuos con trastorno por uso de sustancias en situación de abstinencia presentan alteraciones neuropsicológicas significativas en los componentes ejecutivos de actualización, inhibición, cambio y toma de decisiones (Verdejo, 2006).
Entonces, las Funciones Ejecutivas componen un conjunto de habilidades superiores de organización e integración que se han asociado neuroanatómicamente a diferentes circuitos neurales que confluyen en los lóbulos prefrontales del córtex. Podría decirse, que son modelos de acción autodirigidos que permiten la maximización global de las consecuencias sociales (Barkley, 2001). Están implicadas en la anticipación y el establecimiento de metas, el diseño de planes, la inhibición de respuestas inadecuadas, la ajustada selección de conductas y su organización en el espacio y en el tiempo, la flexibilidad cognitiva en la monitorización de estrategias, la supervisión de las conductas en función de estados motivacionales y afectivos, y la toma de decisiones (Damasio, 1994; Lezak, 1995; Pineda, 2000; Roberts, Robbins y Weiskrantz, 1998; Stuss y Alexander, 2000).
«INTERVENCIÓN NEUROCOGNITIVA EN PERSONAS CON TRASTORNOS POR USO DE SUSTANCIAS».Edición del Centro de Tratamiento de Adicciones El Valle.