La exposición crónica a las drogas de abuso interrumpe la manera en que las estructuras esenciales del cerebro interactúan para controlar el comportamiento, en particular, el comportamiento específicamente relacionado al abuso de drogas. De igual manera que el abuso continuado puede llevar a la tolerancia o a la necesidad de dosis más altas de la droga para producir efecto, también puede llevar a la adicción, que hace que el abusador busque y consuma drogas compulsivamente. Por ello, el consumo merma el autocontrol y la capacidad del usuario de tomar decisiones sanas.
Aún conscientes de estos déficit producidos por el consumo de sustancias, existe la posibilidad de que el tratamiento permita a las personas contrarrestar los efectos dañinos que el consumo ha causado en el cerebro y el comportamiento para que vuelvan a recuperar el control de sus vidas.